¿Para que nos sirve la Ciencias Sociales?
Las humanidades y las ciencias sociales enseñan que por debajo de toda práctica, incluso las científicas, hay un sustrato que tiene que ver con el sentido. Me refiero a lo que cada sociedad o cada grupo considera valioso, interesante, necesario, justo, bello, bueno, verdadero.
Ese sentido no está en la naturaleza, es invención, construcción, creación social. Justamente, lo específico de nuestras disciplinas es plantear preguntas acerca de esos sentidos social-mente construidos. ¿En el marco de qué procesos históricos y de qué relaciones de poder se crearon? ¿Qué estructuras y procesos hicieron posible que a pesar de ser creación social sean aceptados como parte de la naturaleza?
Las preguntas por el sentido, por la historia y por el poder son un aporte específico de las ciencias sociales y pueden ayudar a desnaturalizar mecanismos de dominación. Un ejemplo interesante es lo que pasó en nuestro país con la aprobación del matrimonio igualitario. El debate sacó a la luz una serie de concepciones que tiende a considerar la división binaria de los géneros como un hecho “natural”.
Sin embargo, desde hace décadas, las luchas de las feministas y las minorías sexuales se nutren de estudios provenientes de la Sociología, la Filosofía, la Semítica, los estudios literarios y otros, que han contribuido a mostrar qué poco de natural y cuánto de construcción social tienen nuestras ideas y sentimientos acerca de los géneros y sus relaciones.
De hecho, son ideas y sentimientos que han nacido en el marco de lo que con Pierre Bourdieu podemos pensar en términos de “dominación masculina”, cuyos orígenes históricos se pueden rastrear al igual que las vinculaciones de la imposición de la norma heterosexual con todo un modo de vida social-mente instituido.
Las humanidades y las ciencias sociales enseñan que por debajo de toda práctica, incluso las científicas, hay un sustrato que tiene que ver con el sentido. Me refiero a lo que cada sociedad o cada grupo considera valioso, interesante, necesario, justo, bello, bueno, verdadero.
Ese sentido no está en la naturaleza, es invención, construcción, creación social. Justamente, lo específico de nuestras disciplinas es plantear preguntas acerca de esos sentidos social-mente construidos. ¿En el marco de qué procesos históricos y de qué relaciones de poder se crearon? ¿Qué estructuras y procesos hicieron posible que a pesar de ser creación social sean aceptados como parte de la naturaleza?
Las preguntas por el sentido, por la historia y por el poder son un aporte específico de las ciencias sociales y pueden ayudar a desnaturalizar mecanismos de dominación. Un ejemplo interesante es lo que pasó en nuestro país con la aprobación del matrimonio igualitario. El debate sacó a la luz una serie de concepciones que tiende a considerar la división binaria de los géneros como un hecho “natural”.
Sin embargo, desde hace décadas, las luchas de las feministas y las minorías sexuales se nutren de estudios provenientes de la Sociología, la Filosofía, la Semítica, los estudios literarios y otros, que han contribuido a mostrar qué poco de natural y cuánto de construcción social tienen nuestras ideas y sentimientos acerca de los géneros y sus relaciones.
De hecho, son ideas y sentimientos que han nacido en el marco de lo que con Pierre Bourdieu podemos pensar en términos de “dominación masculina”, cuyos orígenes históricos se pueden rastrear al igual que las vinculaciones de la imposición de la norma heterosexual con todo un modo de vida social-mente instituido.
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